Visitas Guiadas Educativas


"La educación es un acto de amor, de coraje; es una práctica de la libertad dirigida hacia la realidad a la que no le teme, sino que busca transformarla por solidaridad, por espíritu fraternal.”


Paulo Freire


“La educación, como práctica de la libertad, implica la negación del hombre aislado del mundo, propiciando la integración.”

Topía


miércoles, 13 de mayo de 2020

General Manuel Belgrano (1770-1820)






Manuel Belgrano “un hombre” 

Por Prof. Silvia Roxana Leys
Ensayo Escrito en el año 2008





          Es un hecho que hoy, en Argentina, todavía se tomen a los próceres como personajes estereotipados, es decir, como si no hubieran sido humanos, antes bien, se los relaciona con el personaje ilustre inherente a algún tiempo de la historia en el cual fue protagonista. Pareciera que los hombres no son humanos si resaltan en un hecho histórico.

          Sin duda, al confrontar la realidad, mi prócer preferido: Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, nacido en Buenos Aires el 3 de junio de 1770 es todavía en los actos de algunas escuelas “el prócer creador de La Bandera Nacional y poco se dice de lo acuciante a su alma”… Nos detenemos en los hechos por los hechos y no, en el hombre desde su dignidad y derechos, en lo más importante, en su esencia, y desde ese punto de vista somos todos iguales. ¿No es la persona humana digna y tiene derechos independientemente de la situación que tenga en este mundo?

          Sí, es ambiguo y ambivalente decir en la actualidad que las mismas necesidades y actividades humanas que desarrollamos día a día, fueron realizadas por los próceres.

          Mi corazón se vuelca libremente a creer que detrás del prócer está el hombre con sus virtudes y defectos. Además, todos nacemos, crecemos y morimos, aunque lo último para algunos es discutible en un sentido filosófico... ¿Morir o dormir?...

          Y es así como en mi imaginación nace la escena tierna de Belgrano bebiendo leche de los senos de su madre criolla, doña María Josefa González Casero, y junto a ellos su padre, don Domingo Francisco Cayetano Belgrano Peri, comerciante italiano. Fue allí donde aprendió a convivir y a respetar a los demás. Es en la familia donde se aprende a dar y a compartir, la estima y la dignidad, el respeto y el cariño. El amor no puede sobrevivir si no es alimentado por el fuego de la familia. No podemos dejar que se corrompa la familia porque se extinguirá el amor en el mundo. La familia es una auténtica trasmisora de valores culturales, éticos y espirituales. Es la célula básica del organismo social y por consiguiente, el hombre es un ser social, y como tal necesita vincularse y desarrollarse en sociedad, porque “la sociedad existe para el hombre y no el hombre para la sociedad.”

          De esta manera, Manuel Belgrano pudo, gracias a su hogar y a una próspera situación económica familiar, completar sus estudios primarios, secundarios y universitarios. Estudió latín y filosofía en el colegio de San Carlos (actual Nacional de Buenos Aires). Y a posteriori, en 1786 se embarcó rumbo a España a fin de completar sus estudios donde en la Universidad de Salamanca se graduó de bachiller, y en la de Valladolid obtuvo el título de abogado. En ese período vive en carne propia la revolución francesa, y además "tuvo" la fortuna de lograr leer escritos prohibidos como: Voltaire, Rosseau, los cuales internaliza para el cultivo personal sin fronteras... Pero es en 1794, a los veinticuatro años cuando regresa a Buenos Aires, y es allí donde comienza a obrar en función del prócer que hoy se recuerda.

          La familia de ayer y de hoy…

          “La familia es el microcosmos de la sociedad; una familia en la cual los niños pueden hacer casi todo, significa preparar una sociedad en la cual todo es posible: una familia desordenada significa una sociedad caótica, una familia llena de "odio" equivale "a una sociedad de gente que odian"; una familia que está a punto de romperse da lugar a una sociedad que está a punto de quebrar.”

Gordon R. Taylor

          Su existencia fue una serie continua de luchas y sinsabores. Hombre de profunda fe cristiana actúo en consecuencia con sus ideales.

         Manuel Belgrano pudo haber ejercido tranquilamente su profesión en Buenos Aires, sin preocuparse por los asuntos públicos. Prefirió en cambio el camino del sacrificio. Designado secretario del Consulado de Buenos aires por las autoridades españolas, regresó al país con la misión, además de escribir una memoria anual sobre el estado de las provincias. Publicó tres de esas memorias, en la última de las cuales expuso sus ideas sobre el libre cambio, ideas que luego fueron aceptadas por las autoridades de Madrid. Él se oponía al monopolio comercial porque sólo beneficiaba a los comerciantes españoles, fiel a sus raíces. ¿Cómo no hacerlo?

           Lo propuesto por su sabiduría iba en relación a mejorar la economía del Río de la plata, sosteniendo que el éxito se lograba a través del fomento de la agricultura y la ganadería. Y en procura de ello instó a enseñar nuevas técnicas a campesinos y estancieros. Pero lo más importante del “gran criollo” es su lucha por todo el sentido observado de sus pasos, puesto que en ellos se descubren la ligadura de su último fin, bien total, unidad de vida. Y aunque todos sus actos hayan sido múltiples, su discernimiento se amparó en la búsqueda de la verdad. Bien le caben las palabras de George Chevrot para describir su personalidad impactante, llena de reflexiones de moral y civismo: “El carácter es la fuerza del alma que capacita a un ser humano para decidirse y gobernarse por sí mismo, gracias al dominio de sí, pero también, y sobre todo, porque demuestra ser independiente de las influencias exteriores. Un individuo sin carácter es como una blanda cera que el primer recién llegado moldea a su gusto, mientras que el hombre de carácter imprime su sello personal sobre todo lo que toca. Ya obre o ya sufra, ya actúe o ya resista, sigue siendo lo que quiere ser”.

           Por lo dicho anteriormente, es destacable mencionar su proyecto de mejora educativa, ya que Belgrano, sostenía que la escuela debía ser pública, gratuita y obligatoria. Por lo tanto se tenía que modificar el sistema educativo para impulsar no sólo el interés de los niños a la escuela, sino también incluir a las mujeres en ellas. Consideraba que debían estudiar para trasmitir buenos valores a los niños. Todos somos hombres, pero no todos actuamos con humanidad ética.

           Siempre…

           Los niños deben ser formados por los mayores. Los adultos deben respetar a los niños: SUJETOS-OBJETOS, personas por derechos humanos-menores ante la ley. La familia es lo primordial.

          Mal puede practicar valores positivos un niño si no sabe lo que es bueno, porque para actuar en forma positiva es necesario aprender.

           Si se quiere que alguien practique valores positivos hay que aprenderlos primero. Luego, se podrán practicar y sólo después enseñar. Hay que recordar que de los errores también se aprende, nadie es perfecto, la experiencia servirá para seguir creciendo. ¡No hay que desanimarse!

Flor Silvestre

          “La alegría de la esperanza nace de la consideración de un fin superior, por lo cual se está dispuesto a luchar con la seguridad de alcanzarle por medio del esfuerzo.”

V. García Hoz



          Hoy…        

         “En la desesperación de ver el mundo he querido detener el tiempo de la niñez. Sí, al verlos amontonados en alguna esquina, en esas conversaciones herméticas que para los grandes no tienen ninguna importancia, he sentido la necesidad de paralizar el curso del tiempo. Dejar a esos niños para siempre ahí, en esa vereda, en ese universo hechizado. No permitir que las suciedades del mundo adulto los lastimen, los quiebren. La idea es terrible, sería como matar la vida, pero muchas veces me he preguntado en cuánto contribuye la educación a adulterar el alma de los niños. Es verdad que la naturaleza humana va transformando los rasgos, las emociones, la personalidad. Pero es la cultura la que da forma a la mirada que ellos van teniendo del mundo.”

Ernesto Sábato. La resistencia.

            Manuel Belgrano opinaba que la escuela debía ser para todos. Después de haber creado varias escuelas primarias, fundó la Escuela de Geometría, Arquitectura y perspectiva, y la Escuela de Náutica, aunque a estas últimas la corona española ordenó cerrarlas.

           El hombre en egoísmo destruye todo lo que toca, no obstante en el altruismo gira, vuelca y hace historia…

           Como periodista fue un gran defensor de la libertad de expresión. Creía que la libertad de prensa aseguraba la instrucción del pueblo, y de tal manera se aseguraba el desarrollo del pensamiento para poder elegir lo mejor en función de todos.

           La virtud es un hábito que nos inclina a obrar bien. San Agustín decía que la virtud es la constancia y la facilidad en el bien obrar, que procede de la bondad del hombre virtuoso.

          Al producirse las invasiones inglesas, Belgrano, actúo con valentía en la defensa de la ciudad, se sintió muy avergonzado por no tener capacidad militar para defender con mayor ahínco su patria. Y sintiendo vergüenza ajena cuando algunos criollos rindieron fidelidad a la corona inglesa, tristemente se marchó a Montevideo. Luego, en la reconquista de Buenos Aires vuelve y comienza a instruirse en la milicia y en la formación del primer regimiento de Patricios ocupando el cargo de Sargento Mayor, pero al ver que no era útil allí vuelve al cargo que tenía en el Consulado.

           Es más difícil reconocer nuestras incapacidades que nuestras capacidades. El hombre tiende a enaltecerse por naturaleza…

          Del pensamiento nacen los actos humanos, es la razón quien convoca a la acción…

          Belgrano, como pensador, formó parte activa en todos los movimientos preparatorios de la Revolución de Mayo de 1810. En la Primera junta de gobierno desempeñó el cargo de vocal y fue nombrado general para iniciar una campaña en el Paraguay, ya que faltaban militares de alta graduación para dirigir los ejércitos patriotas, no obstante puso todo su empeño y su inteligencia en la lucha contra los realistas. Conoció del halago de las victorias en Tucumán (1812) y Salta (1813), cuyas acciones le valieron el reconocimiento de la asamblea Constituyente, un sable de oro y 40.000 pesos en efectivo, que el donó para la creación de cuatro escuelas. Pero después de estas espléndidas victorias, conquistadas a fuerza de valor y patriotismo, sufrió su ejército las derrotas de Vilcapujio y Ayohúma, por lo cual fue separado del mando y sustituído por el general San Martín.

           Muchas veces creemos que nuestro camino tiene un solo sendero…Muchas veces pensamos que hay diferentes sentidos…Muchas veces soñamos al decir que vemos…Muchas veces nos equivocamos…Muchas veces…

Dicen los libros:

          “Los momentos amargos que debió soportar fueron mayores y capaces de abatir al espíritu más fuerte. Ni una queja tuvo contra su mala suerte o contra las calumnias de los enemigos. La patria encontró en él al servidor abnegado, capaz de desempeñar las tareas más delicadas y difíciles.” Esto lo afirman algunos autores ortodoxos al cambio desde la perspectiva del prócer con defecto.

          ¿Belgrano no era un ser humano?...

           Los hechos históricos narran “el valor de un hombre.”

           Reunió alrededor de un millar de hombres y salió al frente de la expedición libertadora. En Corrientes fundó el pueblo de Curuzú Cuatiá, en Campichuelo obtuvo el primer triunfo, sufrió la primera derrota en Paraguarí, y poco después, en Tacuarí, se vio obligado a capitular.

           Obedeciendo órdenes del gobierno de Buenos Aires, levantó a orillas del Paraná, cerca de la ciudad de Rosario, dos baterías para proteger a aquella población del ataque de las escuadrillas realistas. Para dar a sus soldados algo que simbolizara la disciplina y el patriotismo, tuvo la feliz inspiración de crear una insignia con los colores celeste y blanco, que enarboló por primera vez el 27 de febrero de 1812. Un año después la hizo jurar por sus tropas a orillas del río Salado, que desde entonces se llama Juramento. El Congreso de Tucumán la consagró como Bandera Nacional en 1816.

          “El santafecino Cosme Maciel izó la bandera argentina ante las tropas formadas en solemne ceremonia. Belgrano pronunció estas palabras: ¡Soldados de mi Patria! En este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional: en aquél (señalando la batería de Independencia) nuestras armas aumentarán sus glorias. Juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores y la América del Sur será el templo de la Independencia y de la Libertad.”

          En 1814, en unión de Rivadavia, fue enviado a España, en misión diplomática para obtener el reconocimiento de la Independencia pero ya estaba Fernando VII al poder y su misión fracasa. Vuelve al país en 1816. Durante ese período independentista propuso una monarquía incaica como gobierno, para de alguna manera recompensar las injusticias que se habían cometido con las culturas americanas durante la conquista española. En 1819, año en que cayó enfermo de gravedad, debió solicitar una licencia para atender su salud. Al año siguiente muere el 20 de junio de 1820, poco después de cumplir cincuenta años, en la pobreza y el olvido. Solamente el diario “El Despertador Leofilantrópico” mencionó su muerte.

          Sus últimas palabras fueron: ¡Ay, Patria mía!

          Exento de ambiciones, de naturaleza apacible y carácter modesto, fue héroe o mártir de la revolución, según se lo ordenara la ley inflexible del deber.

          “Si la esencia de la fortaleza consiste en aceptar el riesgo de ser herido en el combate por la realización del bien, se está dando por supuesto que el que es fuerte o valiente sabe qué es el bien y que él es valiente por su expresa voluntad de bien. Por el bien se expone al fuerte peligro de morir. Al hacer frente al peligro, no es lo que la fortaleza busca, sino la realización del bien de la razón. El soportar la muerte no es laudable en sí, sino sólo en la medida en que se ordena el bien. Lo que importa no son las heridas, sino la realización del bien.

          De ahí que no es la fortaleza la primera ni la más grande de entre las virtudes, pese a ser la que exige del hombre lo más difícil. Porque no es la dificultad ni el esfuerzo lo que constituyen a la virtud, sino únicamente el bien.”

          El mundo nada puede contra un hombre que canta siempre…Aun frente a su lecho de muerte…



https://www.diariodecultura.com.ar/columna-izquierda/manuel-belgrano-a-250-anos-de-su-nacimiento-una-familia-rica-un-padre-inmigrante-y-una-juventud-moldeada-a-su-medida/?fbclid=IwAR1_S2qZIbaOnfB8Op6hh2Bq3cAZhNXhoSYjRWUvGKZEwJVXlQQBGKpXlIY

No hay comentarios.: