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“La educación, como práctica de la libertad, implica la negación del hombre aislado del mundo, propiciando la integración.”

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martes, 26 de mayo de 2020

El Camino de Hierro y sus orígenes

 
                                                                                                   Estación Constitución en el año 1870


Museografía por Prof. Silvia Roxana Leys.

El Camino de Hierro y sus orígenes


Por Prof. Silvia Roxana Leys



          Para el año1865, en la provincia de Buenos Aires, ya todos conocían al Camino de Hierro, es decir, las vías ferras sobre las cuales circulaban los trenes. Debido a que para entonces era un medio de transporte masivo que ofrecía beneficios  a algunos  pueblos, a la hora de trasladar sus productos para la comercialización como  también llevar pasajeros.  

          Este sistema de transporte terrestre guiado sobre rieles fue producto de la Revolución Industrial surgida en los siglos XVIII y XIX. Por consiguiente, el Ferrocarril se constituyó mediante la creación de una locomotora a la que se le agregó vagones. El constructor de la primera locomotora a vapor fue George Stephenson, quien la terminó el 25 de julio de 1814, la cual podía llevar una carga de cuarenta toneladas a una velocidad de seis kilómetros por hora. Esta en un primer momento sirvió para facilitar el trabajo en una mina de carbón. Con el correr del tiempo, la máquina fue presentada ante el Parlamento Inglés, en 1823, quien la aprobó legalizándola mediante Acta. Esto desencadenó la construcción de locomotoras a vapor para transporte público, en el año 1825.

          Sin embargo, el origen de los trenes  es la suma de descubrimientos y creaciones del ser humano a través del tiempo.

          En primera instancia, el descubrimiento de la rueda en 3.500 a. C., en Ur,  posibilitó el movimiento de los vehículos. Estas fueron hechas de madera con tres tablones unidos mediante tirantes transversales y con un agujero que servía de pivote.

          En segunda instancia, se creó el carro el cual facilitó al ser humano el transporte de sus bienes. Pero dicho invento tenía un gran problema a la hora de transitar los caminos de tierra,  sus ruedas muy a menudo quedaban atascadas en el barro y por lo general dejaban surcos muy profundos a su paso, lo que provocaba caminos intransitables. Las primeras civilizaciones en usarlos fueron Mesopotamia, Egipto, China e India.

          En tercera instancia, se inventaron los surcos de madera para vehículos guiados, los cuales consistían en troncos de abetos y alerces cortados por la mitad, ya que las piedras escaseaban, como también el dinero.

          En cuarta instancia, se crearon las primeras vías en Transilvania para ser usadas en las minas junto a sus respectivas vagonetas, a las que la gente llamó “perros”. De allí en más, durante el siglo XVIII, se constituyeron infinidad de rieles en Europa, sobre todo en Gales, Inglaterra, donde la minería prosperaba. La evolución de estos sistemas llevó a la aparición del primer tranvía a caballos permanente en Pensilvania,  durante el año 1810: el “Leiper Railoard”.

          Por último, surgió el Ferrocarril en Inglaterra. Fue el ingeniero mecánico civil George Stephenson quien inauguró el primer ferrocarril que empezó a prestar servicios en 1814. Esta noticia llegó a oídos de todo el mundo, y pronto algunos países visualizaron la idea de que llegue hasta todos, a fin de facilitar el progreso. Pero la República Argentina, todavía estaba dependiendo de la corona española por lo que era menester preocuparse por alcanzar la Independencia, hecho que se produjo el 9 de julio de 1816, en Tucumán,  luego de seis años de luchas para lograrla. Recién después de la sanción de la Constitución, en 1853, bajo ideas republicanas, federales y liberales, comenzó a gestarse la necesidad de un sistema ferroviario para el país, cuestión que no habría sido posible durante la época de Rosas. 

          En el año 1854 se unieron Felipe Lavallol, Francisco Balbín, B. Larroude, Mariano Miró, Daniel Gowland, Manuel J. de Guerrico, Norberto de la Riestra, Adolfo Vant Praet, Esteban Ramos y Vicente Basalvilbaso, para solicitar a la nación el proyecto ferroviario que beneficiaría a la economía del país, según el historiador Raúl Scalabrini Ortiz.  Por consiguiente, el 29 de agosto de 1857 se inauguró la primera línea férrea. Esta pertenecía a particulares que conformaba la Sociedad Camino de Hierro del Ferrocarril Oeste, el cual contaba con el financiamiento de la Provincia de Buenos Aires, en aquel entonces independiente de la Confederación Argentina. El tramo inicial fue de 9, 8 km y unía estación Del Parque hasta Flores, luego, en 1860,  se extendió hasta Moreno. Este ramal marcó el inicio del Ferrocarril Oeste de Buenos Aires. Además, contaba con la locomotora “La Porteña”. Pero en 1862 el gobierno de la Provincia de Buenos Aires compró la empresa, y la retuvo hasta 1890.

          Simultáneamente, las confrontaciones entre unitarios y federales desviaban la posibilidad de un medio de transporte que facilitara el acercamiento de distancias entre la ciudad y las zonas rurales de Campaña. Además, existía el problema de los malones que todavía no habían sido exterminados en su totalidad.

          En agosto de 1861 Eduardo Lumb, fundador de la Empresa del F.C del Sud, solicitó la concesión de una línea férrea de Buenos Aires a Chascomús. El asunto fue discutido en la sesión de la Cámara de Diputados del 12 de mayo de 1862. El proyecto ferroviario fue bien recibido, por lo que en unanimidad los Diputados reconocieron que no solo era una conveniencia para el país, sino que también beneficiaba sus propias existencias.  Entonces, por la Ley del 27 de mayo de 1862 las H.H.C.C. Legislativas de la Provincia de Buenos Aires autorizaron al Poder Ejecutivo para celebrar un contrato para la construcción de un Ferrocarril del Sud de la Ciudad. El Gobierno celebró con Eduardo Lumb, el 12 de junio del mismo año ya mencionado anteriormente, un convenio cuyas disposiciones fueron redactadas en veintitrés artículos.  Y con fecha 12 de noviembre de 1862 fue aprobada la traza del Ferrocarril del Sud según el plano presentado por el concesionario, es decir, una  línea férrea entre el mercado de Constitución y  Chascomús.

          Las obras del Gran Ferrocarril del Sud de Buenos Aires comenzaron en 1864 y en el año siguiente se alcanzó hasta Chascomús. Luego, en 1872, se extendió la línea hasta Dolores. También comenzó el tendido de ramales secundarios hacia Las Flores, Tandil y Azul.

          El 7 de marzo de 1864 se organizó una espléndida fiesta con motivo de la inauguración de las obras. Tuvo lugar en el terreno donde se halla la Estación Constitución, sitio histórico, que antes fuera ocupado por una batería destinada a la defensa de la ciudad de Buenos Aires (1852). El presidente de la República y el Gobernador de Buenos Aires figuraban en primer término en aquel festejo.

          Gracias a los contratistas Willians Crawford y el Ingeniero Constructor Thomas Rumball, empezaron los trabajos con tanta actividad que fue posible inaugurar la primera sección hasta Jeppener, el día 14 de agosto de 1865 y también toda la línea, el 14 de diciembre de 1865.

          Las estaciones construidas fueron: Constitución, Barracas, Lomas de Zamora, Glew, San Vicente, Domselaar, Ferrari, Jeppener, Facio, Gándara, y Chascomús. Destaquemos, el estanciero Juan Glew, ya establecido en la zona donde iba a ser luego parte del Partido de Almirante Brown, había solicitado a las autoridad del Ferrocarril del Sud la colocación de una estación de trenes, pues se dedicaba principalmente a la explotación agrícola y ganadera, y por ende lo vinculaba con los Saladeros.

          No obstante, la llegada del ferrocarril no produjo el decuso de carretas, por el contrario facilitó la llegada a las estaciones a la hora oportuna a aquellas personas que estaban alejadas de estas, es decir, se usaban aún más. Por lo que el  principal medio de transporte seguían siendo las carretas y los trenes eran el medio para ganarle al tiempo, puesto que facilitaban el aumento de capacidad de transporte y seguridad del mercado interno del país, el cual estaba abocado a la exportación de productos agropecuarios. También, permitió la valorización de las tierras situadas cercanas a las estaciones de trenes, aunque desfavoreciendo a las alejadas de estas.  Por consiguiente, surgieron nuevos puestos de trabajo: maquinistas, foguistas y mecánicos.  Además, comenzó a hacerse clara la diferencia entre el área pampeana con el resto del país, ya que en esta se garantizaba la instalación de ferrocarriles privados, mientras que en el interior no. Por lo tal, el 90% de los ferrocarriles se encontraban en la zona pampeana, los que  transportaban hacia el año 1880 más de 3 millones de pasajeros y cerca de un millón de toneladas de carga. 



Bibliografía consultada:


1937, WILLIANS ROGIND, Historia del Ferrocarril del Sud. En base a Documento Histórico Nacional “Magazine oficial de la Empresa”. 

WIKIPEDIA




https://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n_Industrial

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